En el post original (el sentido de la vida . net ) el autor comenta que lo ideal sería, cuando conoces a alguien, echar un polvo, y luego ya hablar, y no hacerlo al revés como se ha hecho siempre.
Según su idea, los seres humanos, en especial los hombres, nos relacionamos con personas del sexo contrario por nuestro afán primitivo de procrear, y hasta que esto no ocurre, no podemos tener una conversación saludable e interesante.
Desde luego, no está nada mal orientada la idea. Es verdad que en el fondo, tanto hombres como mujeres, deseamos el sexo, y lo buscamos de formas más o menos evidentes. Es verdad que somos unos "cerdos de mierda" tanto hombres como mujeres y si quedamos para tomar algo con alguien que hemos conocido, seguramente será porque nos atrae y porque no nos disgustaría sentir la respiración acelerada de la otra persona encima de una cama.
En cierta manera lleva razón, y quien lo niegue, se está mintiendo descaradamente.
Pero en cierta manera, también está equivocado.
Tomando como referencia el post de "la vida es asín" puedo asegurar que lo más bonito de conocer a alguien, no es echar un polvo y luego hablar de como ha ido el día, si no, hablando en lenguaje soez, la conquista de ese polvo.
Queda claro entonces que cuando conoces a alguien y te atrae, el objetivo es la actitud primaria del ser humano, procrear (con condón, por supuesto), pero ¿por qué tiene que ser instantáneamente? ¿dónde quedó el romanticismo? ¿dónde están las miradas sensuales que provocan mil fantasías? ¿donde quedan la seducción?
Si sólo nos limitásemos a echar polvos con quien nos atrae no nos diferenciaríamos de cualquier otra especie animal.
Quizá sea que yo, por mi joven edad, aún soy algo ingenuo, pero me encanta el romanticismo, la seducción...
Voy a poner una lista que aparecía en el segundo post, y que creo que expresa muy bien mi idea, remarco en negrita lo que creo fundamental:
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- Un romántico no es un galán: ese espécimen de hombre que se disfraza de romántico con el fin único de “desoprimir el abdomen”. En ese sentido la obra romántica “Don Juan Tenorio” sí ha hecho mucho daño, todo hay que decirlo.
- Un romántico no es un baboso: ese tipo empalagoso que memoriza frases célebres de tíos muertos y que cree que el halago pasteloso es el camino más corto para llegar a tu alcoba.
- Los románticos no tienen por qué saber escribir poesías y regalar ramos de rosas. Basta con que se atrevan a expresar sus sentimientos (parece fácil, ¿eh?). Pero los ramos de rosas no hacen mal a nadie.
- Un romántico cree que es más importante estar contigo que follar contigo (aunque una cosa no quite la otra).
- Un romántico no subestima nunca a una mujer.
- Una romántica no es una machista.
- Una romántica no utiliza el sexo como premio, pero sabe quién es Pavlov.
- Una romántica cree que es más importante un mensaje por descifrar que una frase hecha.
- Una romántica no confunde celos con cariño; tampoco da a elegir entre “tus amigos y yo”.
- A una romántica también le gusta el sexo pero cree que hay vida después de la cama.
Quizá yo podría añadir alguna más, pero seguramente estaría incluida en esta formidable lista.
Resumiendo. Según mi punto de vista no podemos obviar que el sexo es el fin deseado de toda relación de pareja. Pero ojalá volviese a las calles el romanticismo, la gente sería mucho más feliz, porque como bien es sabido, el ser humano desea lo que no tiene, y podemos observar lo que duran las relaciones, y la felicidad de amar a alguien, que en una época donde el sexo es fácil de conseguir.
Así que, sexo sí, y además mucho, apasionado, entregado, y soñado. Pero no os olvidéis del romanticismo, porque puede llegar a ser más bonito que el sexo, y encumbrar a este a una potencia inimaginable.
