lunes, 5 de febrero de 2007

Dos

:D :D :D

creo que hoy he visto la luz.

No sé, me veo con ánimo, con otra sensación...
Igual pensáis que es difícil que de un día a otro se cambie tanto, de estar abatido a alegre. Pero el problema es que no he cambiado de un día a otro, si no que ya llevo muchos días meditando, pensando, observando la realidad... y sólo faltaba el último empujón.

A ver, para intentar explicarlo, lo voy a dividir en varias partes

- La mejor pregunta que alguien a quien le gusta la música se puede hacer....

¿la gente escucha música pop porque está triste?
o..
¿la gente está triste porque escucha música pop?

Esta pregunta tan filosófica, está sacada de la película "alta fidelidad". Si no la habéis visto, os la recomiendo encarecidamente que la veáis, es muy buena.

En ella el protagonista Rob Gordon, a parte de crear numerosas listas sobre las 5 cosas más importantes sobre algo, hace esa reflexión tan curiosa.

Dicho de otro modo. Cuando estamos tristes, yo al menos, me siento mas a gusto escuchando canciones tristes y melancólicas.... pero las escucho porque estoy triste.... o me pongo triste al escucharlas. Lo que está claro, es que si estoy triste y las escucho, caigo en un estado mayor de tristeza que hace que me apetezca más escucharlas y.... el pez que se muerde la cola

No tiene porque ser canciones "pop", el protagonista simplemente lo que quiere dar a entender es que en las canciones "pop" se habla de cosas de la calle, de sentimientos, de ideas... por algo son llamadas así "pop" por "música popular", del pueblo. Esas son las canciones que más nos llegan porque nos podemos sentir más identificados con una letra, y por eso quizá nos hagan caer más fácilmente en ese estado de tristeza, o porque no... "de alegría"

- Centros neurológicos de dolor y placer

Según un estudio que leí hace un tiempo, habían confirmado que en el cerebro, la parte que se encarga de sentir dolor, esta pegadita a la del placer.
Pruebas evidentes de ello, es que ciertas cosas que pueden hacernos daño... a veces nos gustan... y no es masoquismo.

Pensemos por ejemplo cuando estamos con nuestra pareja... en una situación cariñosa... vamos, en pleno acto carnal.
Seguro que hay cositas que te gustan... pellizcos, golpecitos, arañazos, mordisquitos... no se... seguro que alguna cosa que puede parecer un poco "violenta" te da morbillo, y te gusta...
Pues no te preocupes, porque no es malo, simplemente en tu cerebro se activa la zona del dolor, que como he dicho, está pegada a la del placer, y por tanto, esta también se mete en la honda de influencia.

Pero bueno, si te pasa como a mi, que ahora no tienes con quien comprobarlo, puedes pensar en una situación mas típica.
El simple acto de llorar para la mente ¡es un caos!
Quizá no te has dado cuenta nunca, pero cuando te pones a llorar, ya sea de alegría, o de tristeza, exactamente no sabes si estas alegre o triste.
Bueno sí... cuando es de tristeza lo tienes muy claro... pero ahora recuerda esa vez que estabas en la biblioteca (lugar donde esta prohibido hacer ruido) con unos cuantos amigos estudiando, y paso un tipo delante tuyo, tropezó y se pegó el porrazo del año. En ese caso, todos somos unos cabronazos y nos descojonamos vivos, sobre todo por el agravante de estar en un lugar donde no podemos reír. Al final, te tienes que salir fuera para terminar de reírte bien a gusto, y hasta te puedes poner a llorar de la risa!
Pues bien, en ese momento... párate a pensar... ¿cómo te sientes?
Seamos sinceros... yo la verdad es que pensándolo, en situaciones así me siento "confundido", no se si alegre o triste.

Y todo tiene su explicación, como he dicho antes, placer y dolor son sentimientos que nuestra mente confunde muy fácilmente.

¿todo esto para llegar a dónde?
A que quizá la alegría no sea tan diferente de la tristeza, a que quizá una canción puede hacer que pases de la tristeza a la alegría en un suspiro, a que quizá no hay que dar tanta importancia a las cosas, y a que quizá nunca puedas llegar a comprender porque estás triste o alegre, porque tu mente, influida por otras fuerzas, actúa como quiere jodiente un poco la vida.

¿vaya rallada verdad? Lo peor es que no se si lo he sabido explicar bien o no, porque esto que he escrito, es sólo un pequeño resumen de muchas de las cosas que han pasado por mi cabeza en estos días.
Y sé que aún no voy a estar bien del todo... pero creo que he dado con la clave de lo que me pasaba.
Como comprenderéis, no os voy a contar mi vida, ya hago mucho diciéndoos mi estado anímico, sólo os quería decir, que si estáis tristes, que no os cuenten milongas, hablar con los colegas está de puta madre, pero al final, todos terminan contándote sus problemas a ti, y puede que te vayas peor de lo que has llegado. O quizá terminen diciéndote una retahíla de frases típicas que odio:
- todos tenemos malos ratos
- ya vendrán los buenos tiempos
- tu no pienses en eso
- a ti lo que te hace falta es una juerga
y un largo etcétera...

¿de qué coño sirven? si yo me las puedo decir también, no hace falta que me las diga nadie. ¡Yo lo que quiero es un consejo de verdad!, adaptado a mi, creado para mi, y pensado en mis circunstancias.
Pues bien, como conclusión, y ya me callo, mi consejo, es que escuchéis esa canción que siempre os ha animado, porque en ella están las frases que de verdad necesitáis oír, las que os dicen algo, las que os animan, no porque el autor las haya hecho pensando en ti (o quizá sí, si tienes la suerte de ser la persona a la que Sabina le dedicó 'más de cien mentiras'), si no porque entre las miles de millones de canciones del mundo, seguro que hay alguna con las que os sentís identificados, con la que al escucharla, no podéis evitar sonreír. Pues bien, ¡escúchala!

A veces, una sola canción es más poderosa que todo un ejercito de frases absurdas sacadas de un manual de como encontrar la felicidad.

Esprisions!

Por cierto, hoy me he desbloqueado mucho, y he estudiado como en los viejos tiempos. Veo una luz lejana que me da alguna esperanza de poder aprobar el examen de mañana. Ya os lo contare en el el "uno" y en el "cero" que tal me veo, y como ha ido.

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